“Thinking, Fast and Slow” de Daniel Kahneman (II)

El sistema 1 y el sistema 2, intuición contra razonamiento

Observa la siguiente expresión facial.

enfado

Instantáneamente sabes que esta persona está enojada y a punto de decir algo desagradable. Lo que está sucediendo y lo que está a punto de suceder viene a tu cabeza sin esfuerzo, sin que nadie te lo haya preguntado y sin necesidad de hacer un razonamiento.

Observa ahora la siguiente expresión

24 x 54

Seguramente nada ha venido a tu mente. Habrás reconocido que se trata de una multiplicación. También habrás pensado que podrías resolverla y que el resultado será mayor que 100 y menor que 10.000. Pero no lo has hecho de forma automática e intuitiva. Debes decidir si te pones a calcular esta operación, de forma consciente y voluntaria.

Acabas de experimentar las dos maneras en las que nuestro cerebro funciona, siguiendo un ejemplo incluido por Kahneman en “Thinking, Fast and Slow”. La primera operación (reconocimiento de la expresión facial) es una demostración de cómo funciona el Sistema 1. Si decides hacer la multiplicación del segundo ejemplo, estarás activando tu Sistema 2.

El Sistema 1 es algo así como el piloto automático de nuestro cerebro, un proceso que está siempre en funcionamiento, generando impresiones, ideas, asociando percepciones actuales con recuerdos pasados. El Sistema 1 continuamente alimenta al Sistema 2 con estas impresiones e ideas pre-configuradas.

El Sistema 2, por el contrario, es el responsable de hacer razonamientos y operaciones complejas. Sólo entra en funcionamiento cuando es estrictamente necesario, de lo contrario, da por buenas las impresiones que provienen del Sistema 1. Normalmente asociamos nuestro “yo” al Sistema 2: creemos que nosotros somos ese sistema racional y consciente.

Operaciones del Sistema 1 y 2

La distinción entre ambos sistemas no siempre es tan simple. Observa esta expresión

2+2=?

La respuesta 4 viene a tu mente sin esfuerzo. Es más, aunque no quieras, no vas a poder evitar que el número 4 aparezca en tu cabeza; el Sistema 1 está en acción.

Algunas operaciones propias del Sistema 2, al ser realizadas con frecuencia, pasan a formar parte del repertorio de soluciones directas del Sistema 1. Puede suceder hasta con operaciones muy complejas (los expertos en ajedrez ven movimientos sofisticados con la misma facilidad que el resto de personas resolvemos 2+2).

A continuación, algunos ejemplos de operaciones propias de cada uno de los dos sistemas extraídos directamente del libro de Kahneman.

Sistema 1 Sistema 2
  • Detectar que un objeto está más lejano que otro
  • Orientarse hacia la fuente de un sonido repentino
  • Completar la frase “bread and…”
  • Mostrar expresión de disgusto cuando ves una fotografía horrible
  • Detectar hostilidad en una voz
  • Calcular 2+2
  • Leer palabras en grandes letreros de tráfico
  • Conducir un coche en una carretera vacía
  • Hacer un buen movimiento de ajedrez (si eres un experto)
  • Entender frases simples
  • Reconocer que una “persona limpia y meticulosa, con pasión por los detalles” es un estereotipo de cierto tipo de profesiones (bibliotecario)
  • Estar atento al disparo de salida en una carrera
  • Concentrarse en la voz de una persona en medio de una muchedumbre ruidosa
  • Buscar una mujer con el pelo blanco
  • Tratar de identificar un sonido sorprendente
  • Mantener mientras andas una velocidad superior a la que es natural para ti
  • Estar pendiente de mantener un comportamiento adecuado en un contexto social determinado
  • Contar el número de veces que aparece la letra "a" en un texto
  • Decirle a alguien tu número de teléfono
  • Aparcar en un lugar estrecho (salvo que seas un trabajador de un parking)
  • Comparar la conveniencia de compra entre dos posibles lavadoras
  • Verificar la validez de un argumento lógico complejo

 

Cuestión de atención

Todas las operaciones que realiza el Sistema 2 tienen algo en común: requieren prestar atención. Si la atención es interrumpida, la acción también. Todos hemos experimentado esa sensación: estás conduciendo mientras mantienes una animada conversación y te dispones a realizar un adelantamiento. Debes interrumpir tu conversación, porque el Sistema 2 entra en acción y no puede compartir su atención con otras tareas.

Es muy célebre el experimento realizado por Christopher Chabris y Daniel Simons. Si no lo has visto nunca, te animo a que veas el siguiente video. En él, verás unas personas pasándose una pelota de basket entre ellas. Debes contar cuantas veces se pasan el balón las personas con camiseta blanca y luego seguir leyendo este post.

 

¿Has visto el video? ¿Había algo raro en él? ¿Has visto a la persona disfrazada de gorila? Si no lo has visto, no es ninguna broma, vuelve a ver el video. Aproximadamente la mitad de las personas que ven el video no se percatan de la presencia del gorila. El Sistema 2 está centrando toda su atención en una tarea compleja.

Fallos de funcionamiento de nuestro sistema cognitivo

Llegados a este punto, Kahneman expone ejemplos de malos funcionamientos del Sistema 1, provocados por la forma en que funciona: autónoma y convincente. He seleccionado 6 ejemplos.

(1) Las ilusiones

Observa la célebre ilusión óptica Müller-Lyer y decide qué línea es más larga.

flechas

Rápidamente una idea viene a la cabeza: la primera línea es más larga. Sin embargo, son iguales. Y aunque te expliquen el secreto de esta ilusión, si te vuelven a mostrar la imagen responderás correctamente gracias a que el Sistema 2 ha incorporado una creencia, pero el Sistema 1 seguirá viendo una línea más corta que otra. Las ilusiones pueden ser de muchos tipos, no sólo visuales. Y se deben a que no podemos apagar el Sistema 1 a nuestro antojo.

(2) El controlador perezoso

Si la solución a los errores cognitivos es llamar al Sistema 2 (por ejemplo, midiendo las líneas anteriores), ¿por qué no lo hacemos más a menudo?.

No es tan fácil. El Sistema 2, que debería actuar como una especie de controlador del Sistema 1, es perezoso por naturaleza.  La posible explicación es física. El Sistema 2 consume energía y el cuerpo humano tiende a preservarla. Todo aquel que hace deporte (correr, ciclismo…) ha experimentado la siguiente sensación: estás en pleno esfuerzo y tratas de hacer una operación mental relativamente simple (calcular cuánto rato de ruta te queda a partir de la velocidad y la distancia restante). ¡Es terriblemente difícil! Toda la energía está fluyendo hacia las piernas y el cerebro no puede activar el Sistema 2. Y si lo activa, verás como de forma inconsciente has reducido tu nivel de esfuerzo físico.

Es por ello que en estados de agotamiento es más fácil cometer errores. ¡No tomes decisiones complejas después de un día de un gran esfuerzo mental o físico!

(3) Priming

Haber sido expuesto a un estímulo o estar pensando en algo concreto, puede alterar una percepción posterior de forma totalmente inconsciente.

John Barg demostró este efecto, sometiendo a un conjunto de jóvenes de entre 18 y 22 años a un experimento en el que se les pedía formar frases a partir de 4 palabras. Una vez finalizado el experimento, se les pedía que acudiesen a otra sala al final de un largo pasillo en el que se les harían unas pruebas adicionales.

El experimento psicológico no era el que pensaban los participantes. La frases no tenían importancia. En realidad, a un grupo de participantes se le proponían palabras relacionadas con la vejez como gris, calvo, Florida (un lugar de retiro habitual en USA), olvidadizo… y al otro grupo no. El resultado: el primer grupo tardó más tiempo en recorrer el pasillo al finalizar el experimento. Dos efectos de priming estaban operando al mismo tiempo: el primero, asociar la vejez a las palabras escuchadas, ya que en realidad en ningún momento se usó explícitamente la palabra “vejez”. El segundo, más sorprendente, la evocación de la vejez produjo en los participantes una alteración en su forma de moverse, andando con más lentitud.

El conocido como “efecto Florida” pone en cuestión el control que creemos tener de nosotros mismos y nuestra vulnerabilidad a estímulos inconscientes.

(4) Facilidad cognitiva

Otro fenómeno curioso del funcionamiento de nuestra mente es el cognitive ease, especialmente importante para personas que trabajan en el mundo del marketing.

El cognitive ease es el estado en el que nos encontramos cuando todo fluye con facilidad, cuando las percepciones son claras, las respuestas que debemos dar también… es el estado contrapuesto al cognitive strain, situación en la que algo no cuadra, no nos sentimos cómodos y tenemos que usar nuestro Sistema 2 (¡con la pereza que da!).

Cuando nos encontramos en cognitive ease, es más fácil cometer errores. Existen técnicas que juegan con este fenómeno para hacernos creer algo. Mostrar un conjunto de ideas escritas en las que una de ellas está con tipo de letra destacada nos hace pensar que es la opción correcta. Las posibles respuestas a una pregunta que nos resultan familiares tienden a darse por buenas.

(5) Una máquina de saltar a conclusiones

Las personas somos expertas en llegar a conclusiones, aunque sea a partir de evidencias débiles. Está en nuestro ADN. En este fenómeno opera un principio que Kahneman denomina WHAT YOU SEE IS ALL THERE IS (WYSIATI), es decir, lo que ves es todo lo que hay (no más).

Solemos decidir qué candidato será mejor presidente con base a elementos visibles – y superficiales – como el aspecto físico, el tono de voz o la forma de la mandíbula (mandíbulas cuadradas denotan firmeza y liderazgo). Si nadie nos ofrece más evidencias (¿qué tal un programa electoral?) decidiremos con lo que tenemos más a mano.

Somos así de vulnerables: razonamos con base a la información que nos presentan, en la forma en la que nos la presentan. Pensamos que un alimento es saludable si nos indican en el envase “90% libre de grasa”, mientras que creeríamos que es terriblemente perjudicial si nos indicasen que “contiene 10% de grasa” (fenómeno conocido como framing effect).

También somos terribles ponderando afirmaciones con la base estadística correcta. Si nos dicen que 1.000 personas al año mueren de una determinada enfermedad, nos parece terrible y sentimos miedo; si nos dicen que esa enfermedad afecta al 0,002% de la población lo vemos como una posibilidad remota.

(6) Respondiendo algo más fácil

Un fenómeno que afecta directamente a la investigación de mercados: el heurístico de sustitución.

Cuando nos realizan una pregunta complicada, cuya respuesta requiere un gran esfuerzo, optamos de forma inconsciente por responder algo similar que resulte más simple.

Por ejemplo, nos preguntan “¿Cómo de satisfecho estás con tu vida?” pero realmente respondemos a “¿Cuál es tu estado de ánimo en este momento?”. Si te acabas de encontrar dinero en el bolsillo que no recordabas tener, responderás que estás muy satisfecho con tu vida.

Los investigadores deben ser cuidadosos cuando preguntan este tipo de cuestiones, buscando mecanismos que aseguren que el respondiente está evaluando la pregunta exacta que se formula (obligándoles de alguna manera a esforzarse), o bien descomponiendo conceptos complejos en preguntas más simples (satisfacción con tu trabajo, con tu vida sentimental, situación económica….)

 

Hasta aquí un repaso de errores habituales de nuestro sistema cognitivo. En un próximo post profundizaremos en los heurísticos de decisión, las reglas que usa el Sistema 1 para decidir con rapidez ante problemas complejos.

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